Este martes 13 los bibliotecarios celebran su día. Se trata de quienes dedican su tiempo a organizar y difundir material que hace a nuestra cultura e historia. En Chajarí existen dos Bibliotecas a las que los vecinos pueden acceder. Una de ellas es la Biblioteca Municipal Cristina Clement que se encuentra en el Salón Comunitario del barrio Sacachispas. “Cuenta con material bibliográfico y, principalmente, funciona como un espacio de contención social ya que asisten diariamente muchos niños, de entre 3 y 14 años, a realizar diferentes actividades culturales, de lectura y recreación”, asegura la Directora de Educación, Fabiola Fochesatto Brunini. La Biblioteca Cristina Clemente se creó por Ordenanza en julio de 2012 y lleva el nombre de esta destacada docente que nació en Córdoba el 12 de mayo de 1949. No obstante, llevó adelante gran parte de su carrera profesional en nuestra ciudad, por ello se decidió que este espacio lleve su nombre a modo de homenaje y reconocimiento por su labor docente. “Actualmente asisten 35 niños de manera regular y no es solo un espacio para generar hábitos de lectura y de aprendizaje, sino también de contención social”, asegura Fochesatto Brunini. Por otro lado, existe la Biblioteca Popular Urquiza que hace poco celebró sus 107 años (nació un 18 de julio de 1909) y tiene modalidad estantes abiertos, es decir, se fomenta el grupo. Cuenta de 3 salones y, para quienes deseen un silencio total, hay días y horarios en los que se puede ocupar la sala 3 y encontrar eso que algunos buscan o necesitan para leer. También, se hacen diversas actividades, como la proyección de películas a cargo de “La sala cine club” quienes se ocupan de llevar los vídeos y pasarlos. Esta institución educativo-cultural básica que en forma amplia, libre y pluralista ofrece servicios y espacios para la consulta, la expresión y el desarrollo de diversas actividades, atiende al público días hábiles, de lunes a viernes, de 8 a 12 y de 15 a 19. Asimismo, se encuentra ubicada en Av. Belgrano 1375. Graciela Marino, una vida entre libros El oficio del bibliotecario se encuentra indisolublemente unido al origen del libro como producto cultural que contiene el registro gráfico del conocimiento y como medio de comunicación a largo plazo. En el primer caso, encontramos al bibliotecario como guardián de libros y, en el segundo, como su organizador, proveedor y facilitador, por consiguiente, como profundo conocedor de sus contenidos, dando como resultado dos extremos entre los que oscila el oficio: inquisidor y erudito. Graciela Marino, tucumana que reside en Chajarí hace 40 años, es la Bibliotecóloga de la Biblioteca Popular Urquiza, un espacio actualizado, es decir, que cuenta con material para todos los perfiles de lectores. Al ser consultada respecto a su profesión, menciona con énfasis que lleva adelante su labor con mucha dedicación y, sobre todo, con mucho amor. Asimismo, cuando comenzó a trabajar en este espacio que conserva, entre otras cosas, cuestiones referidas a nuestras raíces, se ocupó de organizar y de hacer estudios de marketing para saber qué libros comprar y cuáles se necesitaban. También, trabajó mucho con los más pequeños. En relación a esto asegura, “hay que interactuar con los chicos para atraparlos, hay que enseñarles que cuiden, que la Biblioteca es de todos, yo estoy para organizar”. Además, cabe destacar que el material que se puede encontrar en este espacio que es de todos, está actualizado, “lo de afuera es viejito pero adentro está un poco más completo”, dice. Hay materiales muy nuevos, como Los Juegos de Tronos para los más chicos, o las colecciones completas de Pilar Sordo y de Gabriel Rolón. Graciela maneja, aproximadamente, 30000 volúmenes y dos Bibliotecas: una actualizada y otra histórica la cual conserva material hasta los años 60. Y es ahí donde, además de hacer sus trabajos de Bibliotecóloga, se ocupa de su otro hobbie: restaurar y encuadernar libros, tareas que van de la mano y se complementan entre sí. “Hoy trabajo con muchas escuelas y les digo a los chicos que todos podemos hacer lo que nos proponemos, ellos se están acercando por lo cual las sagas juveniles están muy completas”, menciona. También, cuenta que se acercan a la Biblioteca para hacer las tareas; “a mí me gusta este trabajo, le voy buscando la vuelta, me pone triste que no haya gente que estudie esto”, dice. Graciela, una Bibliotecóloga muy pasional, afirma que este espacio tiene algunas carencias, las que están en todas las bibliotecas, no obstante cuenta con muchas otras cuestiones que pueden ser aprovechadas por todos los residentes. En síntesis, Graciela al igual que el resto de los bibliotecarios que dejan sus vidas entre historias, cuentos y novelas, tienen la importante función de acercar los libros a las personas y de que estas se sumerjan en las diversas propuestas que, el sinfín de autores que existen, proponen. Día del Bibliotecario El 13 de septiembre fue establecido como Día del Bibliotecario por el Congreso de Bibliotecarios reunidos en Santiago del Estero en el año 1942 y fue instituido como "Día del Bibliotecario" a nivel nacional, en 1954, mediante sanción del Decreto Nro.17.650/54, en homenaje a los bibliotecarios de todo el país. Este día se corresponde con la edición de la "Gaceta de Buenos Aires" del 13 de septiembre de 1810, en la que apareció un artículo titulado Educación, escrito por Mariano Moreno, en el que informaba sobre la creación por la Junta de Mayo de la Biblioteca Pública de Buenos Aires, hoy Biblioteca Nacional y de los nombramientos del Dr. Saturnino Segurola y Fray Cayetano Rodríguez, quienes fueron los primeros bibliotecarios oficiales de la nueva era de la Independencia de la República. Esta fecha tiene un gran valor histórico y cultural porque la Biblioteca Nacional fue creada a inspiración del Dr. Mariano Moreno, Secretario de la Primera Junta de Gobierno de la Revolución de Mayo.