Salud 15 diciembre 2023

Fiestas de fin de año: recomendaciones para una alimentación segura y saludable
Con el objetivo de evitar enfermedades de transmisión alimentaria (ETA), desde la Dirección Ambiental y Saneamiento Urbano del Municipio, se elaboraron una serie de sugerencias para tener en cuenta a esta altura del año.

Durante las fiestas de fin de año, la inocuidad alimentaria y la alimentación saludable, adquieren un protagonismo especial en las celebraciones o cenas. En este sentido, hay que mencionar que existen factores comunes relacionados con la manipulación y conservación de los alimentos, entre ellos: las altas temperaturas del ambiente, la preparación de abundantes cantidades de comida, y la anticipación con la que éstas se preparan.
Por ello, a la hora de realizar una compra segura, se sugiere considerar que el comercio se encuentre en orden y con correcta limpieza de las instalaciones en general, como así también la higiene del personal. En lo que respecta al orden en el carrito, se recomienda colocar los productos no alimenticios y los no perecederos y dejar para el final los productos que necesiten fríos y congelados, como lácteos, carnes, aves, etc.
Del mismo modo, se recomienda comprobar que la carne presente su color característico (los colores café, al igual que el tinte oscuro, indican que los procesos de deterioros de la carne han comenzado). Si se selecciona cortes envasados al vacío, se debe verificar la ausencia de burbujas; y, en todos los casos, se debe observar las fechas de vencimiento de los productos y no comprar artículos sin fecha de elaboración, marca o número de registro.
También, se indica no comprar productos cuyos envases se encuentran dañados y separar los alimentos de acuerdo a su tipo. En este sentido, se debe tener presente que los jugos de algunos productos pueden contaminar a otros (separar las carnes crudas de los productos listos para consumir y las verduras).
Asimismo, se recomienda no poner en la misma bolsa productos de limpieza con alimentos y minimizar el tiempo que transcurre desde que compra sus alimentos hasta que los coloca en la heladera: nunca debe superar las dos horas. Además, en lo que respecta a las bolsas, se sugiere que sean reutilizables y mantenerlas en buen estado de conservación, limpiándolas regularmente.
Una vez en el hogar, se debe mantener la higiene de los productos. Lavarse las manos antes de manipularlos y varias veces mientras se preparan. También hacerlo después de ir al baño. Desinfectar todas las cosas que se utilicen para las comidas. Proteger los alimentos y los utensilios de la cocina de los bichos o animales. Para cortar las carnes y otros alimentos crudos, usar objetos distintos. Tener los alimentos en lugares separados para que no tengan contacto los crudos y los cocidos porque las carnes, los pollos, los pescados y sus jugos pueden portar bacterias peligrosas que pueden transferirse a comidas ya listas para consumir. Mantener los alimentos a temperaturas seguras.

Enfermedades de transmisión alimentaria (ETA)

Las mismas son provocadas "por el consumo de agua o alimentos contaminados con microorganismos o parásitos, o bien por las sustancias tóxicas que aquellos producen", según explicó el Ministerio de Salud de la Nación.
En la actualidad "una de cada diez personas se ve afectada cada año por enfermedades de transmisión alimentaria", informaron desde la Organización Mundial de la Salud (OMS). También afirmaron que 1.600.000 personas se enferman promedio cada día por los alimentos insalubres y 340 niños menores de cinco años fallecen promedio por día por enfermedades prevenibles a causa de transmisión alimentaria. Esto indica que el 40% de brotes de ETA reportados ocurren en el hogar.
Los síntomas pueden durar varios días y pueden ser: vómitos, dolores abdominales, diarrea y fiebre. También pueden presentarse síntomas neurológicos, ojos hinchados, dificultades renales, visión doble, etc. La intensidad depende de la cantidad de bacterias o toxinas que tenga el alimento, la cantidad de alimento consumido y el estado de salud de la persona, entre otras cosas.
Los más propensos a desarrollar estas enfermedades son los niños, los ancianos y las mujeres embarazadas, por su vulnerabilidad. Las consecuencias pueden ser muy graves, dejando secuelas o hasta provocar la muerte.

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