Luisa Pereyra fue una mujer chané nacida en Tuyunti, Salta, el 12 de octubre de 1892. Fue una ceramista, fiel a sus milenarios ancestros, a su historia y a sus tradiciones culturales, al punto de negarse durante toda su vida a expresarse en el idioma “invasor”, como solía decir ella, y solo hacerlo en Tupí-Guaraní. Es una referente de nuestra cultura originaria y por eso la conmemoramos en el día del Respeto a la Diversidad Cultural.
Según nos comentó el artista Damián Ayala, el busto fue tallado en un tronco de algarrobo con la técnica de talla directa . Previo a la misma se realizó un modelo en arcilla tomando como referencia archivo fotográfico de Luisa Pereyra. El proceso tuvo una duración de dos meses y para su protección se aplicó barniz para exterior. El busto estará emplazado sobre una base de hormigón.
El arte cerámico de Luisa Pereyra ilustra el museo “Ivy Marä ey” de nuestra ciudad de Chajarí, desde donde en noviembre del año pasado se le brindó homenaje con charlas a cargo del historiador Juan José Rossi, y talleres de cerámica de la Prof. Gisell Brassat. Luisa, desde joven, plasmó en su arte cerámico la enorme capacidad de expresión con la que se hizo presente, a través de la intuición, la libertad y su cosmovisión, que se tradujo en amor por la naturaleza y su gente. Pero más allá de sus cualidades humanas, la homenajeada fue testigo de sus propias convicciones y las del pueblo chané, que descendió por el Abya Yala hasta aquerenciarse en la región que hoy se conoce como Chaco Salteño.
Fue una mujer de “bajo perfil”, en su comunidad formó pareja; tuvo hijos, nietos, bisnietos y tataranietos que siempre brindaron tibieza a su larga existencia y que todavía recorren su andar apacible y firme en medio de una humanidad, aunque emergente de la misma tierra en la que floreció Luisa, continúa discriminándolos ciegamente. Luisa, más allá de sus cualidades humanas, fue testigo de sus propias convicciones y de las de su pueblo chané. Un 12 de octubre de 1992, con 100 años de edad, y justo cuando se cumplían 500 de la irrupción, se durmió para siempre en su Ivy Mära Ey, la Tierra sin mal de los guaraníes.

Currículum del artista

Damián Ayala nació en Lincoln, provincia de Buenos Aires, donde cursó sus estudios primarios y secundarios. Luego recorrió por dos años el norte argentino y parte de Bolivia donde convivió con las comunidades nativas de las yungas realizando distintas tareas entre ellas cosechar café y coca, además realizaba pulseras y collares con semillas naturales en macramé.
Cuando regresó a Argentina se radicó en Chajarí, realizando distintas tareas como la construcción y artesanías en diferentes materiales, mientras tanto conoció al artista local Tacho Zucco, con quien se inició en la escultura. Sumando sus conocimientos adquiridos en la construcción, fue incursionando en esta disciplina de manera autodidacta, agregando las tallas en madera y los ensambles de soldaduras de hierros y entre otros materiales como la arcilla. Al mismo tiempo comenzó a participar de encuentros, convocatorias, concursos tanto provinciales como nacionales, quedando seleccionado y ganando primeros premios como el de Escultura del 57° Salón Anual de Entre Ríos y el primer premio de pieza única artesanal del Museo y mercado de artesanos de Paraná, el segundo premio nacional de escultura que se desarrolló en el marco de la Tercera Fiesta Internacional Martín Fierro en el museo José Hernández del partido de San Martín.