Ejecutivo Municipal 21 octubre 2016

El Intendente Galimberti visitó el asilo de ancianos para saludar a una abuela centenaria
Virginia cumplió 100 años el sábado y el viernes fue visitada por el Presidente Municipal, quien concurrió acompañado de colaboradores.

Virginia cumplió 100 años el sábado y el viernes fue visitada por el Presidente Municipal, quien concurrió acompañado de colaboradores. Virginia es una de los 8 abuelos que viven actualmente en el asilo, una mujer introvertida, de cabello blanco, anteojos grandes y una timidez que, quienes comparten tiempo con ella, dicen que la tiene desde siempre. Esta mujer, que hace 20 años se presentó en el Municipio en busca de un lugar en el Asilo, el sábado 22 cumplió 100 años. Dicen sus enfermeras que nunca le gustaron sus cumpleaños, que siempre fue de perfil bajo y de querer pasar desapercibida ante los aniversarios de su natalicio. El pasado viernes, Virginia recibió la visita del Intendente, Pedro Galimberti, de la Secretaria de Ciudadanía e Inclusión, Silvia Urruzola y del Director de Salud, Luis Fangi. Además, se le entregó un obsequio para que, junto a sus 7 compañeros, reciba sus 100 años de vida rodeada de cariño y de buenas energías. Las enfermeras que trabajan en este lugar, cuentan que hay días en los que Virginia habla y otros no tanto. Además, mencionan que se encuentra con más ganas por las tardes que a la mañana. Quizás, desde pequeña, a Virginia le costaba despertarse y madrugar. Una vida dividida entre Chajarí y Buenos Aires, donde perdió a su esposo. Luego de ello, se quedó en la capital del país por algún tiempo más hasta que decidió volver a su ciudad natal. Al tiempo, con 80 años, fue la misma Virginia quien decidió pedir asistencia para poder vivir en el Asilo, este lugar que ya hace muchísimo tiempo es su casa. Allí, rodeada de sus compañeras, escucha voces y sonríe, mira la tele y saluda a las demás abuelas cada mañana, se dan la mano y, de manera cómplice, se hacen saber que están una para la otra. Virginia, es un ejemplo de mujer y de vida. De constancia, de perseverancia y de entusiasmo. Es una mujer que aún conserva su anillo de casada y que recibe muchos mimos por parte de quienes la cuidan y acompañan a diario. La mirada de la vida de los abuelos Son 4 mujeres y 4 hombres. Algunos conversan entre sí, otros observan la tele, otros son más inquietos, quieren conversar con quien se haga presente en el Asilo por ello, junto a sus bastones, caminan a la par de los visitantes y charlan. Entre los temas que se escuchan están la comida, el tiempo y anécdotas de sus pasados. Se trata de abuelos que transcurrieron un largo camino de vida. Trabajaron, fueron empleados, comerciantes y amas de casa. Tienen hijos, nietos, sobrinos y hermanos. Claro, esa es su familia de sangre, con la que compartieron un sinfín de momentos hasta que un día, por diferentes razones y de distintas maneras, llegaron al Asilo. Donde, conscientemente o no, formaron otra familia, la que hasta el día de hoy sostienen. Son amigos, de esos que pueden pasar horas sentados uno al lado del otro, quizá sin hablar, sin embargo, saben que están, que no están solos, que tienen a alguien al lado para reír, para llorar y para recordar. Son sensibles, amables e irradian amor y felicidad cada vez que alguien llega a verlos. Cada abuelo tiene su particularidad y su personalidad, aquella que arrastra, en su mayoría, hace más de 80 años. Algunos recuerdan más, otros menos, pero todos están ahí en esta casa, en su casa. Este Asilo, un espacio para adultos mayores, encierra tanto cariño como vivencias tienen quienes le dan vida a diario.

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