En este sentido, la Directora de Ambiente y Saneamiento Urbano Griselda Quintana, de quien depende el Área de Bromatología, indicó que “es fundamental adquirir los productos – pescados y derivados - en comercios habilitados, es decir, deben tener exhibida la habilitación municipal correspondiente, que cumplimenten con las temperaturas exigidas de cámaras y freezers, higiene del local y certificados de amparo sanitario emitidos por el SENASA”. Además, los pescados y mariscos en exposición y en estado fresco, deben estar con abundante hielo en escama. “El objetivo de estas sugerencias es que podamos consumir un producto sano-seguro a la hora de llevarlo a la mesa”, agregó Quintana.
Asimismo, indicó que “se deben evitar los productos que, por su aspecto o aroma, resulten desagradables; y los pescados y mariscos congelados no deben presentar signos de escarcha o cristales de hielo en el envase”. Cabe recordar además, el pescado fresco debe tener las branquias rojas, las escamas bien adheridas al cuerpo y brillantes, y su carne debe ser firme, de forma tal que no ceda a la presión del dedo; con aletas rígidas, húmedas e intactas, mientras que los ojos del pescado fresco entero deben ser brillantes; y los pescados en conserva enlatados sólo deben ser comprados si las latas no presentan abolladuras, están hinchadas u oxidadas, sin dejar de constatar los rótulos de procedencia y la fecha de vencimiento.
Los camarones y langostinos, por su parte, en ningún caso deben presentar manchas negras, olor desagradable o desprendimiento entre cabeza y tronco; los calamares deben presentar una piel lisa, suave y húmeda, sin manchas sanguinolentas o extrañas a la especie, con ojos brillantes y salientes; y los mejillones enteros frescos u otros moluscos bivalvos deben tener las valvas cerradas.
Finalmente, desde el Gobierno de Chajarí se sugiere separar los pescados y mariscos crudos de los alimentos listos para consumir; conservar el pescado de uno a dos días en la parte más fría de la heladera y hasta 3 meses en el freezer; y, una vez descongelados, no volver a congelar.