Graciela es oriunda de Chajarí pero residente en Buenos Aires, y hace unos meses se contactó con el Gobierno de Chajarí con la idea de hacer una obra de arte por el 150 aniversario de la ciudad, a modo de regalo de su familia a la ciudad donde vivieron sus padres, Isaac Groisman y Betty Lipovetzky, junto a ella y sus hermanas. Fue así como se puso manos a la obra y, tomando como base el isologotipo de los 150 años de Chajarí, realizó un trabajo con técnicas mixtas, vitro fusión, cerámica y mosaiquismo.
Graciela es una de las tres hijas del matrimonio Groisman-Lipovetzky. Nació en Chajarí en 1963 y vivió en la ciudad hasta 1981. Es egresada de la Escuela Álvarez Condarco y de la Escuela Nacional de Comercio "Justo José de Urquiza". Actualmente reside en Buenos Aires donde estudió Arquitectura y Urbanismo. Su padre, Isaac, fue un reconocido Contador de esa ciudad, (fallecido en el año 2016), profesor de la Escuela de Comercio y Rotario desde sus inicios.
En sus redes sociales, la autora se manifestó "enormemente agradecida a Chajarí, por brindarme una linda infancia y adolescencia, en familia". A lo que agregó que "siento que dejando esta obra allí, mi corazón y el de mí familia siempre tendrán un lugar en esa ciudad. Gracias a los que me ayudaron a concretar este sueño. Profundamente emocionada por tanto".
En cuanto al material de la obra, Graciela nos contó que el chajá está hecho en vidrio, con la técnica en vitro fusión, con material reciclado de ventanillas de autos, pintado con esmalte. Las naranjas que forman el número están hechas en arcilla modelada, en técnica de mosaiquismo, adheridas a una malla con cola de carpintería, pintada con esmalte para cerámica, sobre azulejos de base. Para la obra se usaron esmaltes vítreos, para cerámica , y "cuerda seca" que es una mezcla de manganeso con otros polvos y con aceite, una técnica muy conocida que le da un contorno a la figura.